miércoles, 26 de enero de 2011

Lunar de baba

Película mal subtitulada en mudo parpadeando contra la pared.
Bruce Lee aparece y desaparece. Su Tao frunce ante cuestionable función decorativa. Nadie parece haber entendido bien el mensaje y tampoco parece importarles, el Che y Jesús suelen tener el mismo problema.

Ella sueña. Lunar de baba en mi remera. Tiempo y espacio se manosean debajo de la mesa y mi cuerpo libera ese químico que algunos todavía llaman “felicidad”. Me hallo. Hallo de hallarse. De encontrarse. Encontrarse en el mismo lugar en el que ya estabas había sido.

En la pantalla los créditos acreditan y el parpadeo contra Bruce se calma. Todo se vuelve uniformemente momentáneo y viceversa. Lo mismo que igual al fin y al cabo.

Ella se mueve. Dice algo y después algo más. No le entiendo nada mientras le entiendo perfectamente todo. Se estremece y sin esfuerzo hace que todo sea más que un simple acto de presencia. Sus dedos dormidos acarician suavemente el gatillo de mi voluntad.

Le tapo el hombro y la palabra ´siempre´ empieza a tener sentido. La madrugada perdona siempre a la cursilería.

Pan con manteca y cocido, ahí confieso todo.

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