Ilustración: Amelí Schneider
Imágenes de luz rota bailan sobre ojos sinceros cerrados. Margen perfecto para una mirada al infinito, mientras la sinfonía agridulce suena en la FM más amistosa. Va amaneciendo y me pego a su espalda, los latidos intentan sincronía y yo trato de formar ese círculo que es semi suyo y semi mío. Afuera lluvia aterriza en vectores cada vez más grandes y me doy cuenta que este es y siempre va a ser: otro lugar.
Lentamente voy tomado conciencia del oasis que me rodea y sé que estoy por despertar. Pienso por un momento que si la vida realmente es sueño cada vez que despertamos morimos y empiezo a pelear por mi espacio en este otro lugar. Los latidos empiezan a dibujar la línea recta y consigo ver en toda su gloria a esa última pirámide de mi existencia.
Me despierto.
Cierro los ojos y trato de volver inmediatamente pero los abro de vuelta casi al instante porque sé que las cosas no funcionan así. El sueño se fue al lugar al que los sueños van cuando terminamos con ellos o cuando ellos terminan con nosotros. Trigo en el trigal.
El invierno dice que si esta noche y un pobre perro ladra en la distancia. Trato de olerla en la almohada pero ya no queda absolutamente nada. Me tapo, me enrosco, me duermo y vuelvo a soñar pero el sueño ya es otro. Estoy en una selva y ahí los encuentro sentados juntos al borde de un gran precipicio. Lagrimas cayendo por sus hocicos y empapando sus melenas, mientras ellos tratan inútilmente de rugir entre sollozos. Los veo y lo único que quiero hacer es correr hasta ellos, abrazarlos y decirles que todo va a estar bien, pero sé que no puedo.
En ese momento lo entiendo todo.
miércoles, 16 de junio de 2010
Érase una vez en el 2003...
Ilustración: Kike Olmedo
Tequila Suprema Chingo Bingo Wingo o algo así. No tenía el gusanito, bajón-aso. Ultimo shot y botella vacía, limones masacrados cubriendo la mesa.
Todo esto lo voy a escribir más tarde…mañana no, pasado probablemente. Escribir sobre estar en pedo, oima Bukowski.
No quiero saber más NADA, me voy a mi casa. Me tratan de quitar la llave del auto y le rompo el labio a un buenísimo amigo. Me meten la llave en la boca y me echan de la casa.
“ANDA REVENTATE CONTRA UN ÁRBOL HIJODEPUTA!” *
Recuerdo haber pensado: “Que loco si me voy y me mato. Como va a pesar sobre su conciencia eso que me dijo. Le cago el fin de semana como mínimo.”
Les evito la angustia porque llego vivo a mi casa. “Llegué carajo! ACÁ tenés tu árbol hijo de pu…AAAaaajjjjrrrggg!” (vómito).
Dejo las cuatro ventanas abiertas y el pica pica prendido a modo de informarle en clave morse a mi vecino que mañana a primera o segunda hora muevo el auto de su jardín.
Llave, piso, llave, puerta, casa, casacasitaranchopalacioCASA!
Patio
Pucho
Sala
Baño
Meo
Cocina
Pizza fría
Micro-ondas
Pizza caliente
Lengua quemada
Agua
Agua
Agua
Pieza
Cama
PUM!
Noni Noni...........................NO!
ALTO!
Mi hijo está arriba durmiendo con sus abuelos. Le prometí que cuando llegaba le buscaba para dormir juntos. Cumplir promesas, por más chicas, por más chotas. Cumplir promesas. Vamos arriba, vamos, vamos…VAMOS!
Escalando hasta el segundo piso. Entrando a la pieza de los viejos. Alguna vez durmiendo yo en esta misma pieza, ahí mismo en el medio de los dos. Y hoy aquí ahora, levantándole a mi hijo de ese mismo pedazo de cama que alguna vez supe confundir con el lugar más seguro del mundo. Mi hijo no se despierta pero me abraza, upa valorcito, upa con papá. 3 años, feroz tipo. Fines de semana con papá, días de semana con mamá y mis viejos siguen ahí, durmiendo juntos en esa misma cama.
Milagro no le despierto a mi papá, señor de sueño liviano. Cierro puerta y nos fuimos. Ninjas! Uno de los ninjas duerme pero ninjas al fin.
Bajando las escaleras me doy cuenta de mi ERROR muy pero muy tarde. El árbol le termina encontrando al hijo de puta*. Le encuentra en una escalera con su bebé en brazos. Caemos para adelante, literalmente despegamos. Houston…sabes luego.
Magia, fuerza, instinto…Dios? No el no. GARRA!
Giro en el aire antes de tocar los escalones. Giro de 180 grados en el aire, perfecto. Yo abajo, el arriba. Absorbo un escalón a la vez, me hago intimo de cada uno de ellos. Espalda, cabeza, hombro, costilla, jamás me di cuenta lo larga que eran estas escaleras hasta ahora. Finalmente nos detenemos.
Todo duele mal y mucho pero la peor parte va para las costillas. Mi hijo se lleva susto de su vida (que no es decir mucho porque su vida solo consiste de 3 años) y paseo inesperado en improvisado trineo paternal, nada más. No creo en vos pero gracias de toda maneras. Gracias, gracias y gracias.
Inmóvil en el primer piso de mi casa, algo tibio y probablemente rojo cayendo por mi nuca, mi hijo llorando sobre mi panza, mi mamá bajando las escaleras mandándome a la grandísima puta que me parió. Casi me río de esa incoherencia materna pero por suerte no lo hago.
Upa al nieto y de vuelta arriba. Se apagan las luces. No vio sangre en mi cabeza. Si la veía se quedaba un rato más, casi seguro.
El alcohol hace un pésimo trabajo de anestesiar, mañana va a ser un día interesante. El domingo se va haciendo presente a través de las ventanas y pienso en mi abuelita que se ha de estar preparando para esa primera misa a la que van solo las abuelitas.
Me levanto del piso y vuelvo hasta mi…
Pieza
Cama
PUM!
Noni Noni.......
(Algún dia nos vamos a reír de esto, pero falta bastante todavía.)
Tequila Suprema Chingo Bingo Wingo o algo así. No tenía el gusanito, bajón-aso. Ultimo shot y botella vacía, limones masacrados cubriendo la mesa.
Todo esto lo voy a escribir más tarde…mañana no, pasado probablemente. Escribir sobre estar en pedo, oima Bukowski.
No quiero saber más NADA, me voy a mi casa. Me tratan de quitar la llave del auto y le rompo el labio a un buenísimo amigo. Me meten la llave en la boca y me echan de la casa.
“ANDA REVENTATE CONTRA UN ÁRBOL HIJODEPUTA!” *
Recuerdo haber pensado: “Que loco si me voy y me mato. Como va a pesar sobre su conciencia eso que me dijo. Le cago el fin de semana como mínimo.”
Les evito la angustia porque llego vivo a mi casa. “Llegué carajo! ACÁ tenés tu árbol hijo de pu…AAAaaajjjjrrrggg!” (vómito).
Dejo las cuatro ventanas abiertas y el pica pica prendido a modo de informarle en clave morse a mi vecino que mañana a primera o segunda hora muevo el auto de su jardín.
Llave, piso, llave, puerta, casa, casacasitaranchopalacioCASA!
Patio
Pucho
Sala
Baño
Meo
Cocina
Pizza fría
Micro-ondas
Pizza caliente
Lengua quemada
Agua
Agua
Agua
Pieza
Cama
PUM!
Noni Noni...........................NO!
ALTO!
Mi hijo está arriba durmiendo con sus abuelos. Le prometí que cuando llegaba le buscaba para dormir juntos. Cumplir promesas, por más chicas, por más chotas. Cumplir promesas. Vamos arriba, vamos, vamos…VAMOS!
Escalando hasta el segundo piso. Entrando a la pieza de los viejos. Alguna vez durmiendo yo en esta misma pieza, ahí mismo en el medio de los dos. Y hoy aquí ahora, levantándole a mi hijo de ese mismo pedazo de cama que alguna vez supe confundir con el lugar más seguro del mundo. Mi hijo no se despierta pero me abraza, upa valorcito, upa con papá. 3 años, feroz tipo. Fines de semana con papá, días de semana con mamá y mis viejos siguen ahí, durmiendo juntos en esa misma cama.
Milagro no le despierto a mi papá, señor de sueño liviano. Cierro puerta y nos fuimos. Ninjas! Uno de los ninjas duerme pero ninjas al fin.
Bajando las escaleras me doy cuenta de mi ERROR muy pero muy tarde. El árbol le termina encontrando al hijo de puta*. Le encuentra en una escalera con su bebé en brazos. Caemos para adelante, literalmente despegamos. Houston…sabes luego.
Magia, fuerza, instinto…Dios? No el no. GARRA!
Giro en el aire antes de tocar los escalones. Giro de 180 grados en el aire, perfecto. Yo abajo, el arriba. Absorbo un escalón a la vez, me hago intimo de cada uno de ellos. Espalda, cabeza, hombro, costilla, jamás me di cuenta lo larga que eran estas escaleras hasta ahora. Finalmente nos detenemos.
Todo duele mal y mucho pero la peor parte va para las costillas. Mi hijo se lleva susto de su vida (que no es decir mucho porque su vida solo consiste de 3 años) y paseo inesperado en improvisado trineo paternal, nada más. No creo en vos pero gracias de toda maneras. Gracias, gracias y gracias.
Inmóvil en el primer piso de mi casa, algo tibio y probablemente rojo cayendo por mi nuca, mi hijo llorando sobre mi panza, mi mamá bajando las escaleras mandándome a la grandísima puta que me parió. Casi me río de esa incoherencia materna pero por suerte no lo hago.
Upa al nieto y de vuelta arriba. Se apagan las luces. No vio sangre en mi cabeza. Si la veía se quedaba un rato más, casi seguro.
El alcohol hace un pésimo trabajo de anestesiar, mañana va a ser un día interesante. El domingo se va haciendo presente a través de las ventanas y pienso en mi abuelita que se ha de estar preparando para esa primera misa a la que van solo las abuelitas.
Me levanto del piso y vuelvo hasta mi…
Pieza
Cama
PUM!
Noni Noni.......
(Algún dia nos vamos a reír de esto, pero falta bastante todavía.)
lunes, 14 de junio de 2010
Para mi mamá que le gusta cuando escribo cosas con la palabra JESÚS
Ilustración: Waldo Longo
Sentado con tres de mis menos peores amigos en el más peor puterío del hemisferio sur-occidental, en una Noche Buena de los noventa. No fue un año benévolo; corazones rotos por todos lados. Tomando whisky del peor. Hielos marrones.
En una de las mesas adyacentes se arma una pelea espesa entre dos trabajadoras sexuales. Se pelean por el corazón de un comisario que está ahí para celebrar el nacimiento del niñito Jesús (para vos Má).
El polizonte está con el uniforme matemáticamente planchado, corte de pelo petitero y arma de fuego brillosa aluminio; disfrutando de los tirones de pelo y uñas en los ojos en su honor, picho como pocos. De repente la pelea sube tres cambios y se gradúa de meramente simpaticona a posible tapa de Crónica del día siguiente.
Puta #1: ¡Vos no te vayas a hablarme así, yo soy chica de familia!
La chica de familia rompe una Pilsen tres cuartos contra la mesa.Birra fría sacrificada al éter.
Puta #2: ¡¿A quién lo que vos le vas a clavar con eso?! ¡Aurelio, dame tu pistola!
Aurelio (El Comisario): ¡¿Ndé tarová mbaé?!
Aurelio calma los ánimos con un certero bife a Puta #2 quien osó extender la mano hacia su imponente revólver. Por la forma en que, ni el melancólico matón cerca de la puerta ni el muñeco detrás de la barra se inmutaron, deduzco que Aurelio es el que manda acá. Y sí, era de esperarse.
Ya enfriado el culebrón, nuestras atenciones vuelven a nuestros vasos de güisqui. Rolo, mi mejor amigo, hace un brindis.
Rolo: ¡Por la concha de Mariela, salud!
Salud Rolo, salud hermano del alma, en serio…
Sentado con tres de mis menos peores amigos en el más peor puterío del hemisferio sur-occidental, en una Noche Buena de los noventa. No fue un año benévolo; corazones rotos por todos lados. Tomando whisky del peor. Hielos marrones.
En una de las mesas adyacentes se arma una pelea espesa entre dos trabajadoras sexuales. Se pelean por el corazón de un comisario que está ahí para celebrar el nacimiento del niñito Jesús (para vos Má).
El polizonte está con el uniforme matemáticamente planchado, corte de pelo petitero y arma de fuego brillosa aluminio; disfrutando de los tirones de pelo y uñas en los ojos en su honor, picho como pocos. De repente la pelea sube tres cambios y se gradúa de meramente simpaticona a posible tapa de Crónica del día siguiente.
Puta #1: ¡Vos no te vayas a hablarme así, yo soy chica de familia!
La chica de familia rompe una Pilsen tres cuartos contra la mesa.Birra fría sacrificada al éter.
Puta #2: ¡¿A quién lo que vos le vas a clavar con eso?! ¡Aurelio, dame tu pistola!
Aurelio (El Comisario): ¡¿Ndé tarová mbaé?!
Aurelio calma los ánimos con un certero bife a Puta #2 quien osó extender la mano hacia su imponente revólver. Por la forma en que, ni el melancólico matón cerca de la puerta ni el muñeco detrás de la barra se inmutaron, deduzco que Aurelio es el que manda acá. Y sí, era de esperarse.
Ya enfriado el culebrón, nuestras atenciones vuelven a nuestros vasos de güisqui. Rolo, mi mejor amigo, hace un brindis.
Rolo: ¡Por la concha de Mariela, salud!
Salud Rolo, salud hermano del alma, en serio…
y ahí mismo se acabo lo poco bueno que tuvo para ofrecernos esa mala Noche Buena.
Ñato (llamémosle así) se sienta en nuestra mesa, los 36 pedos que tiene encima se sientan con él. Este tipo es el mismo que hace unos segundos estaba en la mesa de Aurelio compartiendo las festividades. Amigo de ley.
Ñato: Lo Bitles…
Éramos cuatro. Ñato nos va apuntando a uno por uno. Asignándonos nuestro respectivo fab four.
Ñato: Yorr Harrison......Yon Lenin.....Ringo Estar....................................Yorr Harrison!
Todo grupo tiene su pelotudo. El nuestro se llamaba Alexis.
Él fue el que escupió su güisqui para abrirle paso a su risa de hiena. Y ahí Rolo tomó ánimo para decir lo que, en algún lugar desde el inicio de los tiempos, estaba escrito que él tenía que decir en ese preciso momento.
Rolo: Paul McCartney!
Ñato saca navaja y veo a mi mejor amigo morir a un brazo de distancia. En algún lugar hace miles de años y en ese preciso segundo, nacía el niño Jesús.
Media hora después frente al bulín, las luces de sirenas iluminan en una secuencia poéticamente sincronizada, un grafiti plasmado en una muralla vecina. Más que un grafiti es una especie de literatura. La recuerdo nítidamente por el resto de mi vida.
LA MUJER DE SOMBRA AZUL
SE NIEGA A COBRARME
Y POR CADA CALLE QUE VOY
TENGO QUE VOLVER POR DOS
Ñato (llamémosle así) se sienta en nuestra mesa, los 36 pedos que tiene encima se sientan con él. Este tipo es el mismo que hace unos segundos estaba en la mesa de Aurelio compartiendo las festividades. Amigo de ley.
Ñato: Lo Bitles…
Éramos cuatro. Ñato nos va apuntando a uno por uno. Asignándonos nuestro respectivo fab four.
Ñato: Yorr Harrison......Yon Lenin.....Ringo Estar....................................Yorr Harrison!
Todo grupo tiene su pelotudo. El nuestro se llamaba Alexis.
Él fue el que escupió su güisqui para abrirle paso a su risa de hiena. Y ahí Rolo tomó ánimo para decir lo que, en algún lugar desde el inicio de los tiempos, estaba escrito que él tenía que decir en ese preciso momento.
Rolo: Paul McCartney!
Ñato saca navaja y veo a mi mejor amigo morir a un brazo de distancia. En algún lugar hace miles de años y en ese preciso segundo, nacía el niño Jesús.
Media hora después frente al bulín, las luces de sirenas iluminan en una secuencia poéticamente sincronizada, un grafiti plasmado en una muralla vecina. Más que un grafiti es una especie de literatura. La recuerdo nítidamente por el resto de mi vida.
LA MUJER DE SOMBRA AZUL
SE NIEGA A COBRARME
Y POR CADA CALLE QUE VOY
TENGO QUE VOLVER POR DOS
viernes, 11 de junio de 2010
Así todo corrido sin punto aparte
Ilustración: Su Amarilla
“Que linda letra tenés para ser hombre”, esa fue su reacción. Mi primer intento de escribirle a alguien un poema y el retorno inmediato fue ese. Está demás decir que me di la vuelta y nunca más volví. Cuando el orgullo y la vergüenza se entrevistan en nuestra caja torácica puede pasar cualquier cosa, por suerte soy relativamente ubicado. Los huevos que le tiramos a su casa con mis amigos esa noche fueron una picardía a lo sumo. Así empezó de vuelta mi vida de soltero a los 19 años. Claro que terminé con ella! No podía estar con alguien que no se emocionara con mi prosa, por más lamentable que esta sea. Y bueno, ese era yo en aquel polaroid en movimiento, un personaje pausado en el limbo entre el colegio y todo lo que viene después. Totalmente pelotudo y secundado por secuaces que empataban o superaban de mano mi pelotudología. Eso sí, me gustaba la poesía y aquella había sido la primera vez que me animé a dedicarle algo a alguien. Mi “linda letra” fue la única que salió airosa del encuentro. Pasaron exactamente 10 años para que vuelva a animarme a escribir algo y aquí estamos. De pavo irreal sin compromisos con aspiraciones de trabajar en publicidad a exposo, expublicista y padre de un varón que ya sabe la diferencia entre un emo y alguien que se despertó triste nomás ese día, todo en un abrir y cerrar de ojos, 10 años. Si tenemos suerte en la vida nos tocan 8 abrires y cerrares de ojos(sic),esa fue solo una. Lo que quiero hacer ahora es cualquier cosa que no se parezca a lo que quería hacer hace 10 años pero antes tengo que encargarme de esta puntual cuestión que permaneció aferrada a lo invariable; tengo que escribir ese poema, sacarlo de mi sistema, vomitarlo sobre esta hoja que probablemente se merezca mejor que lo que yo le estoy por hacer, pero bueno, la vida es injusta y la vida de una hoja ha de ser aún más injusta. Me imagino que le podría haber ido peor, le podía haber tocado ser papel higiénico en un restaurante mexicano. Vuelvo de la ramas, el poema, tiene que salir, por lo menos uno y ya está, después de eso me queda plantar el árbol nada más. Solo necesito una palabra que me sirva de disparadora y el resto viene acoplado, pero cuál es?cuál es esa palabra?
Pupila de repente puede ser???…………………..…(que pelotudo).
“Que linda letra tenés para ser hombre”, esa fue su reacción. Mi primer intento de escribirle a alguien un poema y el retorno inmediato fue ese. Está demás decir que me di la vuelta y nunca más volví. Cuando el orgullo y la vergüenza se entrevistan en nuestra caja torácica puede pasar cualquier cosa, por suerte soy relativamente ubicado. Los huevos que le tiramos a su casa con mis amigos esa noche fueron una picardía a lo sumo. Así empezó de vuelta mi vida de soltero a los 19 años. Claro que terminé con ella! No podía estar con alguien que no se emocionara con mi prosa, por más lamentable que esta sea. Y bueno, ese era yo en aquel polaroid en movimiento, un personaje pausado en el limbo entre el colegio y todo lo que viene después. Totalmente pelotudo y secundado por secuaces que empataban o superaban de mano mi pelotudología. Eso sí, me gustaba la poesía y aquella había sido la primera vez que me animé a dedicarle algo a alguien. Mi “linda letra” fue la única que salió airosa del encuentro. Pasaron exactamente 10 años para que vuelva a animarme a escribir algo y aquí estamos. De pavo irreal sin compromisos con aspiraciones de trabajar en publicidad a exposo, expublicista y padre de un varón que ya sabe la diferencia entre un emo y alguien que se despertó triste nomás ese día, todo en un abrir y cerrar de ojos, 10 años. Si tenemos suerte en la vida nos tocan 8 abrires y cerrares de ojos(sic),esa fue solo una. Lo que quiero hacer ahora es cualquier cosa que no se parezca a lo que quería hacer hace 10 años pero antes tengo que encargarme de esta puntual cuestión que permaneció aferrada a lo invariable; tengo que escribir ese poema, sacarlo de mi sistema, vomitarlo sobre esta hoja que probablemente se merezca mejor que lo que yo le estoy por hacer, pero bueno, la vida es injusta y la vida de una hoja ha de ser aún más injusta. Me imagino que le podría haber ido peor, le podía haber tocado ser papel higiénico en un restaurante mexicano. Vuelvo de la ramas, el poema, tiene que salir, por lo menos uno y ya está, después de eso me queda plantar el árbol nada más. Solo necesito una palabra que me sirva de disparadora y el resto viene acoplado, pero cuál es?cuál es esa palabra?
Pupila de repente puede ser???…………………..…(que pelotudo).
jueves, 10 de junio de 2010
Esperando al Halley
Ilustración: Luis Aguirre
Falta un día para el Mundial y 51 años para que vuelva a pasar cerca nuestro el Cometa Halley (estos datos van a tener que ir siendo actualizados me imagino). Nos esperan 12 Mundiales más, ver muchos astros terrenales patear una esfera que quizás con el tiempo se vuelva cada vez más redonda, antes de poder ver a ese astro mayor de vuelta. Si los Mayas tenían razón este es el último Mundial que vamos a ver, pero la verdad es que no quiero darle tonos apocalípticos a esto, para eso está CNN.
La cosa es que cada tanto parecería que podemos ver el pasado y el futuro al mismo tiempo, trenzados entre ellos como esa manera de usar el pelo que tenían las nenas en tercer grado. Cada tanto parece que el espacio por el que avanzamos resulta ser un pasillo circular que nos lleva de vuelta al lugar del que venimos, un loop jugando pool y la bola negra es nuestra existencia.
Vivo en el centro, en un piso ocho, y la banda sonora de mis días son bocinas y gritos de una ciudad empachada de rodados. Cada tanto se escucha un freno violento, cuestión de segundos pero esos segundos se vuelven eternos cuando aguardo el sonido de la posible colisión. De cada 10 frenos solo 2 son con una colisión acentuando el final. Cuando no escucho la colisión respiro y sigo haciendo lo que sea, cuando escucho la colisión mi mente se dispara en todas las direcciones del espectro. Pienso en vidrios rotos, en humo, sangre, ambulancias, velorios, peleas, en mi hijo, mi novia, mis hermanos, mis padres y bueno, eso es así conmigo. No tengo explicaciones al respecto, solo medicamentos.
Hoy el freno fue acá frente mismo a mi edificio, la colisión no fue vidrio con vidrio, chapa con chapa, la colisión fue contra carne y contra hueso y fue acá mismo. Salgo al balcón y por un momento pienso en las operas a las que nunca fui y en esa gente en los palcos costosos con sus peculiares binoculares y ahí lo veo, era un perro… un perro blanco.
No hubieron ambulancias, ni peleas, ni vidrios rotos. Mi novia está en su trabajo trabajando y mi hijo está en el colegio portándose bien y ese perro con un collar que probablemente tiene un nombre y un número al que nadie va a llamar está ahí para siempre. El punto inferior del signo de exclamación que terminó dibujando con su sangre sobre el lienzo asunceno.
El quinielero hace su gesto humanitario del trimestre y estira de las patas a lo que queda de Max o Kaiser o Pupy al costado de la calle y el asesino se pone en marcha, sigue con su día, el banderín albirrojo flameando radiante desde su retrovisor. El equivalente a camuflaje hoy por hoy, falta solo un día.
Yo vuelvo a entrar a mi departamento, cierro las puertas del balcón y me siento en mi silla menos favorita. Pienso en el perro blanco, en su sangre roja y me doy cuenta que el también termino convirtiéndose en camuflaje, escondido para siempre en el paisaje de una ciudad a la que poco o nada le importa. Y yo ahí sentado el resto de esa mañana y un poco de la tarde que le sigue, esperando en silencio el regreso del Halley.
Faltan solo 51 años.
Falta un día para el Mundial y 51 años para que vuelva a pasar cerca nuestro el Cometa Halley (estos datos van a tener que ir siendo actualizados me imagino). Nos esperan 12 Mundiales más, ver muchos astros terrenales patear una esfera que quizás con el tiempo se vuelva cada vez más redonda, antes de poder ver a ese astro mayor de vuelta. Si los Mayas tenían razón este es el último Mundial que vamos a ver, pero la verdad es que no quiero darle tonos apocalípticos a esto, para eso está CNN.
La cosa es que cada tanto parecería que podemos ver el pasado y el futuro al mismo tiempo, trenzados entre ellos como esa manera de usar el pelo que tenían las nenas en tercer grado. Cada tanto parece que el espacio por el que avanzamos resulta ser un pasillo circular que nos lleva de vuelta al lugar del que venimos, un loop jugando pool y la bola negra es nuestra existencia.
Vivo en el centro, en un piso ocho, y la banda sonora de mis días son bocinas y gritos de una ciudad empachada de rodados. Cada tanto se escucha un freno violento, cuestión de segundos pero esos segundos se vuelven eternos cuando aguardo el sonido de la posible colisión. De cada 10 frenos solo 2 son con una colisión acentuando el final. Cuando no escucho la colisión respiro y sigo haciendo lo que sea, cuando escucho la colisión mi mente se dispara en todas las direcciones del espectro. Pienso en vidrios rotos, en humo, sangre, ambulancias, velorios, peleas, en mi hijo, mi novia, mis hermanos, mis padres y bueno, eso es así conmigo. No tengo explicaciones al respecto, solo medicamentos.
Hoy el freno fue acá frente mismo a mi edificio, la colisión no fue vidrio con vidrio, chapa con chapa, la colisión fue contra carne y contra hueso y fue acá mismo. Salgo al balcón y por un momento pienso en las operas a las que nunca fui y en esa gente en los palcos costosos con sus peculiares binoculares y ahí lo veo, era un perro… un perro blanco.
No hubieron ambulancias, ni peleas, ni vidrios rotos. Mi novia está en su trabajo trabajando y mi hijo está en el colegio portándose bien y ese perro con un collar que probablemente tiene un nombre y un número al que nadie va a llamar está ahí para siempre. El punto inferior del signo de exclamación que terminó dibujando con su sangre sobre el lienzo asunceno.
El quinielero hace su gesto humanitario del trimestre y estira de las patas a lo que queda de Max o Kaiser o Pupy al costado de la calle y el asesino se pone en marcha, sigue con su día, el banderín albirrojo flameando radiante desde su retrovisor. El equivalente a camuflaje hoy por hoy, falta solo un día.
Yo vuelvo a entrar a mi departamento, cierro las puertas del balcón y me siento en mi silla menos favorita. Pienso en el perro blanco, en su sangre roja y me doy cuenta que el también termino convirtiéndose en camuflaje, escondido para siempre en el paisaje de una ciudad a la que poco o nada le importa. Y yo ahí sentado el resto de esa mañana y un poco de la tarde que le sigue, esperando en silencio el regreso del Halley.
Faltan solo 51 años.